POEMAS DE BORIS ELKIN - MARTIN CASTRO


DE  SOMOS (Boris Elkin) 

¿Echala a m´hija 

porque viene a llenarnos de vergüenaza 
tráindonos de regalo ese nietito 
sin que naides supiera? 
¡Vaya un pecao más grande! 
¿Qué la gente ha de ráirse de nosotros? 
¡Pacencia! 

Y al fina, ¿qué cara... ncho saben ellos 

pa venir a meterse en casa ajena? 
Mi hija es mi hija, 
y su tata no la echa  ajuera 
porque compriende bien que esa disgracia 
le puede suceder a mas güena. 

Las  de la vida están escritas 

dende que vino Adán y Eva, 
y es al ñudo que el hombre escriba otras 
pa marcar el camino´e la decencia. 

Tuitos somos de carne 

y nos corre igual sangre por las venas. 
Y...-perdonándome la comparancia- 
también nos parecemos a las betias... 

¿Ellas? Se juntan como Dios manda. 

¿Nosotros? Po´el civil o por la Iglesia... 
Pero puestos a mirar las cosas 
no se alcanza a notar la diferencia, 
ya que al final del cuento nos risulta 
que se han juntao... un macho... y una hembra. 

¿Qué culpa tuvo m´hija 

si no pudo paliar contra esa juerza? 
Pa mejor, comenzaron sus amores 
cuando dentró a puntear la primavera 
-que jue pal tiempo que cortó el cabestro 
el malacara pa seguir las yeguas-. 
Cuando el toro rompió los alambraos 
y al trotecito se nos jué la perra... 

¿Echala a m´hija 

porque viene a llenarnos de vergüenza 
tráindonos ese nieto de regalo 
sin que naides supiera? 
¡Valla un pecao más grande 
lo de cumplir con lo que Dios ordena 
y criar el hijo 
en vez de malparir sin que la vena! 


Boris Elkin
(Argentina)

.

El 26 de mayo (¿año?) nació el poeta gauchesco Boris Elkin en Chivilcoy (Bs. As.), quien residió en esa ciudad durante las décadas de 1910 a 1930, escribiendo en Chivilcoy sus primeros versos, de acento criollo, que le otorgaron merecida fama en la Capital, interpretados por el gran recitador Ferdinando Ochoa. Falleció en Buenos Aires el 21 de junio de 1952.



Mis queridos paisanos, les dejo esta nota con animo de enriquecer su pagina, y nunca con la intención de echarles abajo su trabajo. Soy nacido en Los Toldos en la provincia de Buenos Aires, y el señor Boris Elkin es uno de los grandes baluartes que tenemos en el pago. El mismo había nacido 26 de Mayo de 1905. Tarde en escribir porque espere hasta hace unos días atrás en que me encontré, en Mar del plata con la payadora Marta Suint y ella misma en persona lo confirmo. Les envió saludos y un fuerte apretón de manos. sobre POEMAS DE BORIS ELKIN - MARTIN CASTRO





Juancho el desertor

Autor: Martín Castro


-Madre, vengo perseguido, me he juído del regimiento. -Hijo que en este aposento hay un hueco como un nido. Tu abuelo estuvo escondido hasta que Rosas cayó... Cuando el mozo se ocultó ajuera se oyó un tropel, y como en la casa de él un sargento penetró.
- Capitán, dijo el sargento, aquí hay algo que no entiendo; yo lo he visto entrar corriendo a Juancho, en el aposento. Entré tras él al momento y el pájaro había volao; tuito el rancho he registrao y ni rastro hallé siquiera; tampoco ha salido ajuera porque el rancho está rodiao.
-¡Señora! Vamos a ver: ¿Dónde se ha escondido su hijo? Aquí hay algún escondrijo y Usted lo debe saber. No se niegue a responder porque si lo oculta es pior; ¡No me haga obrar con rigor, porque téngalo por cierto que del rancho, vivo o muerto, me llevaré al desertor!
- No sé, no he visto y no entiendo porqué esta actitud tan rara. - Usted miente, y en su cara mis ojos lo van leyendo. Sus labios lo están diciendo por más que quieran negar; lo acaban de confesar sus palabras intranquilas; lo descubren sus pupilas que empiezan a lagrimear.
- Si el sargento lo ha corrido hasta la puerta del rancho, y cuando él entró, ya Juancho había desaparecido, y si ha entrao y no ha salido, no me podrá desmentir que en verdad debe existir en el rancho un escondrijo, y es donde se oculta su hijo y lo voy a descubrir.
- Sargento, está demostrao que en el rancho hay una trampa, y en ella, como una estampa, el desertor se ha ocultao. El hombre está emparedado ha entrao por algún boquete; vaya usted hundiendo el machete entre las pajas del rancho; apostaría que Juancho se oculta en el mojinete.
- Se me ocurre algo mejor aunque le parezca cruel: ate en este cordel la madre del desertor, ajústela sin temor y apuremos los asuntos: al rancho en los cuatro puntos préndale juego al alaero, pa'que aparezca el matrero o se quemen los dos juntos.
- ¡Alto!, cobarde ha de ser el que ansina sacrifica a una madre que suplica con todo el dolor del ser. - ¡Ansina te quería ver! Has tenido que salir. - "¡Pero no me he de rendir aunque la muerte se cuadre! Por ser libre y por mi madre estoy dispuesto a morir...
Yo sé que la madre tierra a naides pide defensa, la tierra no pide ofensa la tierra no pide guerra. Orejeando en esa yerra la marca no es para mí; si mi vida prometí en el momento oportuno, no la daré por ninguno pero por mi madre sí".
Como un tigre enfurecido cargó sobre el capitán, que a su empuje de titán rodó mortalmente herido. Un estruendoso estampido de carabina se oyó, y de unos labios partió esta palabra: ¡Hijo mío! Y en gestos de desafío el desertor tambaleó.
Con una mano en el pecho se agachó y quedó en cuclillas. Después cayó de rodillas sin expresar un despecho, luego arrastrándose un trecho hasta la madre llegó. Como pudo desató a la pobrecita anciana, besó su cabeza cana y entre sus brazos murió.
Todos llevaron de allí la expresión clara y sentida: "Por naides daré la vida pero por mi madre sí". Yo también siento entre mí esa palabra de amor; ojalá que con ardor surgieran de cada rancho Argentinos como Juancho; gaucho, libre y desertor.

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