UNA FRASE HISTORICA... BRADEN O PERON...























BRADEN

    O

PERON








Hace setenta años, el 12 de febrero de 1946, Juan Domingo Perón cambió la historia con una simple frase que le permitió al peronismo ganar las elecciones.

Pasado el 17 de octubre y el llamado a comicios en febrero de 1946, la oligarquía percibió que las elecciones deberían ser ganadas sí o sí por Perón, el  no estaba preocupado por los candidatos de la Unión Democrática, sin poder economico, ni diarios ni estructuras partidarias poco podra en tan poco tiempo..  resumian los hombres cultos de Buenos Aire en las tertulias de los cafes centricos...
 sus aliadosí podrian extirpar para siempre la política laboral de Perón. La alianza debería ser compacta y no tener disidencias. La fórmula sería encabezada por el radicalismo, que hasta ese entonces era el partido más popular y que más votos tenía en todo el país. Las demás agrupaciones: desde el conservadorismo hasta el Partido Comunista apoyarían a los candidatos radicales. De esta manera los partidos ‘democráticos’ recibirían el apoyo de toda la prensa, tanto nacional como extranjera y de las llamadas fuerzas vivas de la sociedad: Sociedad Rural, Unión Industrial, Jockey Club, grupos universitarios y los círculos de las finanzas y la Bolsa. Del otro lado, quedarían Perón y los sindicalistas desclasados, que habían ocupado la Plaza de Mayo el pasado 17 de octubre. –"Braden se convirtió, durante cuatro meses, en el jefe de la oposición y no eludió tribuna para criticar abiertamente al régimen militar. Paralelamente, como buen embajador, intentó negociar con el gobierno la autorización para que las líneas aéreas de su país pudieran volar en territorio argentino como así también controlar las empresas alemanas y japonesas confiscadas por el gobierno luego de la ruptura con el Eje.

Perón comenzó su campaña electoral en diciembre de 1945 con actos masivos en Capital Federal y recorriendo las provincias olvidadas en un tren junto a Eva. En su campaña no contó ni con la prensa escrita ni con el dinero de los poderosos, pero utilizó abiertamente la radio oficial y la creatividad de la militancia. Como dijo en algún momento "la campaña la hicimos con tiza, carbón y el amor de nuestra gente".

Perón no estaba preocupado por los candidatos de la Unión Democrática y buscó un enemigo potente para enfrentar: lo encontró en la figura del embajador de Estados Unidos.

Pero hagamos un poco de historia. En mayo de 1945 llegaba a Buenos Aires el nuevo embajador de Estados Unidos, Spruille Braden. Ingeniero en minas y diplomático en Cuba, estaba convencido de que llegaba al país para derrocar el régimen nazifascista. Como es habitual en los embajadores norteamericanos que llegan a tierras latinoamericanas, no se preocupó por cuidar las formas diplomáticas y comenzó a organizar reuniones y actos contra el régimen militar. Para comprender mejor el contexto merece aclararse que los norteamericanos no estaban sólo ‘preocupados’ por la ideología nazi del régimen militar, sino que querían aprovechar la debilidad de Reino Unido para que Argentina pasase a la órbita de Washington.

Braden se convirtió, durante cuatro meses, en el jefe de la oposición y no eludió tribuna para criticar abiertamente al régimen militar. Paralelamente, como buen embajador, intentó negociar con el gobierno la autorización para que las líneas aéreas de su país pudieran volar en territorio argentino como así también controlar las empresas alemanas y japonesas confiscadas por el gobierno luego de la ruptura con el Eje.

El embajador se reunió cuatro veces con el coronel Perón. La primera vez fue protocolar y la segunda y tercera tuvieron que ver con la libertad de prensa de los corresponsales norteamericanos. Fue la cuarta, realizada el 5 de julio de 1945, la última y más conflictiva. Se concretó en el edificio del Ministerio de Guerra y Braden le planteó la intención del gobierno norteamericano de hacerse cargo de las empresas alemanas expropiadas por el gobierno argentino y la utilización del espacio aéreo por parte de las compañías aéreas norteamericanas. Si Perón aceptaba, los Estados Unidos no interferirían en una posible candidatura del coronel. 

^Peron le aclaro que habia un solo problema para aceptar la propuesta.

–¿Cuál es el problema?–, le dijo un intrigado Braden

–Pues, que en mi país, al que hace eso, se lo llama hijo de puta. –contestó Perón.

Braden quedó anonadado. Se levantó y se marchó sin despedirse.


La guerra estaba declarada. Braden continuó organizando la oposición y comenzó a realizar giras por el interior del país, como si fuera su candidatura. Su culminación proselitista finalizó con su participación en la Marcha de la Constitución y la Libertad del 19 de setiembre en las cercanías de la Plaza Francia. Horas después partiría hacia Estados Unidos para ser nombrado Secretario Adjunto de Asuntos Latinoamericanos. El gobierno sintió un gran alivio con la partida del ex embajador. Pero todavía faltaba el último caPerón leyó por primera vez su discurso y expuso con claridad todo el eje de su propuesta de gobierno:
pítulo de su intromisión en los asuntos internos del país.

El Departamento de Estado empezó a elaborar, a pedido de Braden, un documento que contenía ‘pruebas irrefutables’ de la vinculación del régimen militar con el nazismo. Durante todo enero los diarios argentinos insinuaron que el gobierno de Estados Unidos emitiría un documento que pondría en jaque al régimen militar y hablaban de una posible intervención militar de los Estados Unidos.

La intervención no se concretó pero el 11 de febrero el Departamento de Estado publicó un documento titulado "Consulta entre las repúblicas americanas respecto de la situación argentina", conocido popularmente como Libro Azul. Las fuerzas vivas desbordaron de alegría. Los diarios publicaron durante tres días el texto completo y toda la Unión Democrática hizo suyas las acusaciones de Braden.

Al conocerse el Libro Azul se notó preocupación en los rostros de quienes rodeaban a Perón. El documento del Departamento de Estado podía perjudicar los resultados de las elecciones del 24 de febrero. Pero el coronel estaba alegre y sólo se concentró en la redacción del discurso que en la noche del 12 de febrero daría en la proclamación de la fórmula Perón-Quijano. El acto se realizó en la avenida 9 de Julio frente a la Plaza de la República. A las 18 horas, el pueblo trabajador había convertido a la concentración en la más espectacular de todas. Miles de personas esperaban a su líder.


Perón leyó por primera vez su discurso y expuso con claridad todo el eje de su propuesta de gobierno:

"Llego a vuestra presencia con la emoción que me produce sentirme confundido entre este mar humano de conciencias honradas; de estas conciencias de criollos auténticos que no se doblan frente a las adversidades, prefieren morir de hambre antes que comer el amargo pan de la traición. (...)

Porque hemos venido a terminar con una moral social que permitía que los trabajadores tuviesen para comer sólo lo que se les diera por voluntad patronal y no por deber impuesto por la justicia distributiva, se acusa a nuestro movimiento de ser enemigo de la libertad. (...)

https://elbauldeabel.blogspot.com/2018/01/esto-no-lo-invento-el-peronismo.html
Parecía un discurso más. Pero no era así. Había dejado lo más importante para el final.

"He dicho que el contubernio oligárquicocomunista no quiere elecciones; he dicho y lo repito, que el contubernio trae armas de contrabando. Rechazo que en mis declaraciones exista imputación alguna de contrabando a la Embajada de Estados Unidos. Reitero, en cambio, con toda energía, que esa representación diplomática o mas exactamente el señor Braden, se halla complicado en el contubernio. Y más aun ¡denuncio al pueblo de mi Patria que el señor Spruille Braden es el inspirador, creador, organizador y jefe verdadero de la Unión Democrática!

"Si por un designio fatal del destino triunfaran las fuerzas regresivas de la oposición, organizadas, alentadas y dirigidas por Spruille Braden, será una terrible realidad para los trabajadores argentinos la situación de angustia, miseria y oprobio que el mencionado embajador pretendió imponer, sin éxito, al pueblo cubano. En consecuencia, sepan quienes voten por la fórmula del contubernio oligárquico-comunista que, con este acto entregan, sencillamente, su voto al Sr. Braden. La disyuntiva en esta hora trascendental es ésta: ¡O Braden o Perón! Por eso, glosando la inmortal frase de Roque Sáenz Peña, digo: Sepa el pueblo votar".

Al finalizar el discurso estalló un aplauso cerrado y profundo en toda la multitud. Esa misma noche se llenaron los paredones de Buenos Aires con una nueva leyenda que definiría la elección: Braden o Perón.


Doce días después, Perón ganó las elecciones por 300 mil votos (1.527.231 contra 1.207.155 de la Unión Democrática). Había triunfado en Capital Federal, Buenos Aires, Santa Fe, Entre Ríos, Tucumán, Santiago del Estero, Mendoza, La Rioja, Catamarca, Salta y Jujuy y solo perdió en Córdoba, Corrientes, San Juan y San Luis.
Hoy, setenta años después, el peronismo sigue vivo entre la gente. Se perdieron las elecciones el año pasado pero las consigna, aunque tenga nombres diferentes, es la misma: peronismo o corporaciones.
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